martes, 29 de enero de 2013

El Ebro y sus crecidas históricas.


Publicado por Diario de Navarra.


JESÚS MANRIQUE. TUDELA  
  • Las crecidas del Ebro son una constante con la que los riberos han convivido durante la historia. La más grande que se recuerda es la de 1961, cuando se llegó a 4.950 m3/s
Actualizada 28/01/2013 a las 08:17

EL EBRO EN 2003... Imagen del Ebro desde el cerro de Santa Bárbara tomada durante la crecida del río que se produjo en 2003.. archivoEL EBRO EN 2003... Imagen del Ebro desde el cerro de Santa Bárbara tomada durante la crecida del río que se produjo en 2003.. ARCHIVO
El Ebro ha hecho de la Ribera una de las tierras más fértiles y reconocidas por la calidad de sus productos. Pero vivir junto al río más caudaloso de España también tiene sus riesgos y la comarca los ha sufrido en innumerables ocasiones con graves inundaciones en miles de hectáreas de cultivos y también con afecciones en los cascos urbanos. En el recuerdo queda la mayor crecida del siglo XX, que tuvo lugar entre la Nochevieja y el día de Año Nuevo de 1960 y 1961; u otra más reciente, la de 2003, que, sin llegar a la anterior, también provocó innumerables problemas.

El escritor e historiador tudelano Luis María Marín Royo ha encontrado la primera referencia sobre riadas del Ebro en el Registro de Cuentas del Reino del año 1305, que cita una propiedad del rey en Tudela destruida por una gran crecida. A partir de ahí, las noticias y archivos sobre las avenidas del río se repiten una y otra vez, destacando varias reparaciones del puente del Ebro en Tudela tras haber sido dañado por el agua.

Los archivos consultados por Marín Royo dan especial importancia a una riada producida entre el 10 y 12 de enero de 1871 y considerada la más importante del siglo XIX. El agua alcanzó los 5,29 metros en El Bocal y cubrió los ocho arcos del puente de Tudela, inundando también las calles de la ciudad y produciendo enormes pérdidas en los campos. "Fue la primera vez en la que una riada tuvo repercusión en la prensa nacional, hasta el punto de que el propio rey Amadeo de Saboya encabezó una suscripción pública para paliar los daños y recaudar dinero para los damnificados", señala el historiador tudelano.


NOCHEVIEJA 1960

El relevo de la crecida de 1871 lo tomó en el siglo XX la que se produjo en la Nochevieja de 1960, la más importante de la pasada centuria con un caudal de 4.950 metros cúbicos por segundo, una cifra que no se ha vuelto a repetir desde entonces. La crónica de Diario de Navarra aseguraba que la riada fue "como si hubiera abierto las compuertas de un puerto". 

Inundó todos los campos cercanos, y no tan cercanos, al río y el agua -como se aprecia en la foto superior de la página siguiente- cubrió todas las tierras desde Tudela hasta el monte de San Gregorio de Cabanillas. El agua también entró en el casco urbano de la capital ribera y los famosos pontones del pescador del Ebro Joaquín Lamana 'Patolea' volvieron a navegar por las anegadas calles del Casco Viejo para ayudar a los vecinos. Eran tiempos en los que las aguas alcanzaban varios metros en algunas zonas y los vecinos acumulaban víveres para pasar varios días hasta que bajara el nivel.
La fuerza del agua rompió diques, hubo cortes de agua y luz durante varios días, de varias carreteras y afectó a otros cascos urbanos, como el de Buñuel. Ninguna localidad ribereña -Cadreita, Valtierra, Arguedas, Castejón, Fustiñana, Cabanillas, Ribaforada, Buñuel y Cortes- se libró de las consecuencias de la riada.

Otra de las crecidas más importantes del siglo XX tuvo lugar en 1966, con un caudal de 4.050 metros cúbicos por segundo y que volvió a provocar daños similares a la anterior en una época en la que las riadas eran mucho más habituales y dañinas. La causa era que los diques no tenían ni la altura ni la consistencia de los actuales, que han conseguido reducir las consecuencias de las avenidas de manera importante, a pesar de que se siguen produciendo daños.


LA RIADA DE 2003

Ya en el siglo XXI, destaca la gran riada que se produjo en el año 2003, que fue calificada como la más importante de los últimos 40 años por la Confederación Hidrográfica del Ebro al alcanzar los 3.300 metros cúbicos de caudal.
La crecida volvió a cortar carreteras, incluida la NA-134 en la recta de Arguedas, rompió diques y las barcas, en este caso de los bomberos, volvieron a 15 calles del Casco Viejo de Tudela aislando a varios vecinos. En Buñuel se tuvo que desalojar a 40 familias y murieron 5.000 gallinas en una granja y miles de animales se tuvieron que trasladar a zonas seguras. Las consecuencias para los cultivos fueron devastadoras y se perdió prácticamente toda la producción de las tierras anegadas en la Ribera.

Estos días pasados, los habitantes de la Ribera han vuelto a vivir en sus carnes la fuerza del Ebro. Con previsiones preocupantes que hablaban de que el río podría superar los 8 metros de altura en Castejón, se movilizaron todos los medios para evitar problemas. Finalmente, el Ebro no alcanzó los niveles anunciados y se quedó en 7,47 metros y 2.235 metros cúbicos por segundo.


Sin embargo, los daños también fueron importantes, con entre 3.000 y 4.000 hectáreas inundadas, según el Gobierno de Navarra, cuyos cultivos se perderán casi con toda seguridad.