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http://noticiasdenavarra.es/2013/02/05/vecinos/tudela-y-ribera/cascante-a-traves-de-los-objetos-de-su-pasado
El museo etnográfico, en una casa sobre las bóvedas de la Basílica del Romero, muestra costumbres y usos tradicionales.
Cascante, María Martínez
- Martes, 5 de Febrero de 2013 - Actualizado a las 05:05h
La imagen de un antiguo barbero pelando a los vecinos de la localidad o incluso sacándoles las muelas en una especie de silla de tortura o la de un agricultor trabajando en el campo con la única ayuda de sus manos y de sencillos aperos. Son solo algunas de las visiones que se tienen cuando se visita el Museo Etnográfico de Cascante, que persigue hacer un estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de esta localidad.
Ubicado en la zona más alta de esta ciudad ribera, en la casa
de tres plantas que se asienta sobre las bóvedas de la basílica de
Nuestra Señora del Romero, el espacio conserva gran parte de la memoria
popular de Cascante. Desde fuera no da la sensación de la infinidad de
elementos y curiosidades que se albergan en su interior, pero nada más
pasar el umbral de entrada ya se empieza a vislumbrar lo que el
municipio fue en su día. Y también lo que fue hasta hace tan solo unos
años, considerándose como la localidad más industrial, tras Tudela, de
la Ribera, gracias a las fábricas que allí había, la mayoría de ellas
dedicadas al sector textil pero que en 2009 vieron cómo se cerraban sus
puertas poniendo fin a un período boyante. Así, en la planta baja se
encuentra una habitación dedicada a esta industria donde no falta una
rueca o el primer telar que llegó a Cascante en 1932 y que servía para
fabricar tela de alpargatas.
Subiendo los escalones que llevan a la primera planta, el
visitante encuentra aperos de labranza, objetos de carpintería,
zapatería, albañilería, una barbería completa y útiles relacionados con
bodegas y almazaras. Y es que no hay que olvidar que en su día Cascante
contó con hasta trece trujales. El museo también recuerda que esta
ciudad albergó la primera fábrica de cerillas fosfóricas de España, una
producción que duró hasta 1908, año en que el Estado expropió la
fabricación. La primera planta se completa con objetos utilizados para
la carpintería, albañilería, zapatería e incluso una peluquería barbería
completa.
Ya en la segunda planta, la que se encontraba en peores
condiciones cuando se inició la recuperación del inmueble en agosto de
2008, hay dos zonas diferenciadas: una la que habitaban las personas de
origen más humilde y otra la de los pudientes. Un pequeño hogar, una
panadería, una sala de matanza, otra de labores y un dormitorio
completan la primera, mientras en la que se cree que vivieron clérigos y
frailes está, entre otras cosas, una de las piezas más valiosas del
museo, el órgano más antiguo de Navarra, que data de 1699. De gran valor
también es la colección de monedas compuesta por unas ibéricas que
fueron acuñadas en Cascante en el siglo III a.C. así como unas romanas.
Completa estas joyas la primera edición del tratado de La conversión de la Magdalena, escrita por el cascantino Fray Pedro Malón de Echaide.
La
apertura de este museo fue posible gracias a la generosidad de los
vecinos que decidieron donar objetos que tenían en casa. A día de hoy
continúan haciéndolo, por eso el museo se cierra en enero y febrero,
meses en los que se aprovecha para hacer alguna reparación y sustituir
algunos objetos por otros. Una treintena de voluntarios colaboran en
esta iniciativa que incluye el visionado de un vídeo y una visita al
campanario.