Publicado por diario de noticias.
AGUSTÍN TEJADA ESCRITOR DE LA NOVELA 'CONTREBIA LEUCADE. EL ÚLTIMO BASTIÓN CELTÍBERO'
Atraído por el silencio histórico que ha difuminado la figura del general rebelde a Roma Quinto Sertorio y por el dramático asedio de Contrebia Leucade (cuyas ruinas están en La Rioja), el castejonero se ha lanzado a su tercer libro, conjugando géneros "para que la novela no fuera una novela más de romanos"
NIEVES ARIGITA - Domingo, 10 de Febrero de 2013 - Actualizado a las 05:05h
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TUDELA. Es profesor de inglés en Tudela y esta semana ha presentado Contrebia Leucade. El último bastión celtíbero, una novela cuya acción tiene lugar en una Hispania que sufre las guerras civiles romanas. Su narración no escatima recursos dramáticos para atrapar al lector. Acción, misterio, intrigas y una dosis de romance envuelven la trama.
El título, 'Contrebia Leucade', puede llevar a engaño porque en el libro hay algo más que Historia. ¿Puede situar al lector?
Contrebia Leucade es una novela histórica que narra los últimos días de la Ciudad Blanca, que es lo que el título significa. Fue una ciudad bautizada por los griegos y en la novela se habla del asedio que sufrió a manos del general Quinto Sertorio, que como sabemos fue un general rebelde que se alzó contra Roma, allá por el siglo I antes de Cristo. Y hay que decir que esas guerras civiles romanas se libraron lamentablemente en suelo hispano. Nuestro drama fue que tuvimos que elegir bando sin ser nuestra guerra. Y ese también fue el drama de Contrebia Leucade y de todas las ciudades hispanas.
Habrá quien no sepa que el escenario del libro lo tenemos aquí al lado.
Eso es. Porque la Ciudad Blanca es parte de la celtiberia que hay que aclarar, que incluye todo el Valle del Ebro y abarcaba Aragón, Rioja, Soria… Entonces, tenemos restos celtíberos no solamente en Tudela, en los cerros de San Gregorio y Santa Bárbara, también los encontramos en Castejón, en Cortes, en Fitero. Esto era Celtiberia y desde aquí, desde Tudela, nos cuesta media hora en coche llegar hasta Contrebia Leucade.
¿Por qué decidió seguir concretamente las huellas de Sertorio?
Para mí, Sertorio es el gran olvidado de la historia de Roma. Cuando hablamos de Roma, leemos libros sobre esa ciudad o vemos películas de romanos, mayoritariamente o, al menos así lo he percibido yo, se recogen las historias de Julio César, Pompeyo, Nerón… Son mucho más famosos que Sertorio que, para empezar, fue un general rebelde con lo cual se le nombra muy poco.
¿Así que ese punto de rebeldía que le privó de pasar a la historia es precisamente lo que le atrajo a usted?
Efectivamente. Estuve en Contrebia y en una visita guiada me explicaron la historia de la ciudad, fue cuando yo aprendí quién era Sertorio. No había oído hablar de él en ningún texto y me pregunté dónde estaba yo el día que en el instituto se habló de esto. El tema está claro: No se habla de él en los institutos.
"Es dramático que te pongan una espada en el cuello y te hagan elegir entre un bando u otro, y ninguno es el tuyo"
En la obra hay una parte documental que da la impresión que manejaba con bastante soltura. ¿Pero cómo ha sido el proceso de novelar?
Yo traía una parte aprendida, la que se puede saber, la que cualquiera puede leer en los libros de Historia. Conocía la parte que han contado los romanos sobre el ejército, los celtíberos... Esa es accesible a cualquiera. Pero aún así, lo que pretendía es que mi novela no fuese una novela más de romanos. Pensé que para acercar la novela al lector, debía contarlo todo desde el lado celtíbero que, desde mi punto de vista, es mucho más cercano a nosotros.
Y lo hizo desde la óptica de un adolescente. ¿Por qué?
Porque quería hacer mi novela accesible a todo tipo de público. Una novela excesivamente épica abre el libro al público típico de la novela histórica, pero no al público femenino, por ejemplo. La manera de incluirle más ternura, más pasiones y más sentimiento era narrar desde el punto de vista de un adolescente alocado y enamorado. Esa era la intención.
¿Cómo eran aquellos celtíberos de la época que narra?
Hay un estereotipo del hispano y yo creo que los celtíberos eran un grupo más de los muchos que había en Hispania. El perfil del hombre hispano es el que ha pasado a la historia: hombres no excesivamente cultos que, además, todo lo basaban en la transmisión oral. Apenas nos han dejado testimonios escritos. Eran básicamente pastores, agricultores, artesanos y también guerreros. Ese es el estereotipo del celtíbero y del hispano. Pero, claro, a mí me parece un estereotipo un poco pobre y quise que mi personaje fuera un celtíbero atípico. Por eso Kalaitos, hilo conductor de la novela, rechaza la lucha, rechaza formarse como guerrero. Es un chico distinto al que incluso su propio padre ve un poco afeminado. Demuestra interés por la poesía, por la música... Cosas que eran muy atípicas en un celtíbero.
¿Cómo logró conjugar información y ficción? ¿Hay más de lo uno o de lo otro?
Lo que me atrajo de esta historia fue el drama. Soy de los que cree que una novela tiene que ser una historia potente y contundente, pero también tiene que estar bien escrita. He tratado de conjugar un buen fondo con una buena forma. De Contrebia me atrajo el drama, porque suelo ser una persona bastante empática y me gusta ponerme de los dos lados de un conflicto. Primero me puse del lado celtíbero y me pareció increíble y muy dramático que alguien te ponga una espada en el cuello y te haga elegir, por obligación, entre un bando u otro cuando ninguno es el tuyo. Eso me pareció muy, muy dramático y es lo que yo quise contar. También me puse en el lado romano y entendí las urgencias de Sertorio. El asedio al que me refiero fue uno de los pocos que se produjo a contrarreloj. Nada que ver con el de Numancia, en el que los romanos tenían todo el tiempo del mundo y dejaron que el enemigo se muriera de hambre. A Sertorio no le sobraba el tiempo porque Pompeyo estaba de camino. Ciudad Blanca era la llave de Hispania y quien dominaba la entrada de Contrebia Leucade dominaba Hispania.
¿Así que aquello no fue solo una batalla cuerpo a cuerpo?
A Sertorio le iba la vida en dominar Hispania y tenía que hacerlo ya. Y encima no podía perder legionarios. Disponía de 3.000 hombres de elite. Pero Pompeyo llegaba con 50.000. Sertorio no podía permitirse asaltar una ciudad y perder medio ejército, no podía. Por eso, tuvo que hacer uso de otras artimañas... Eso, entre otras muchas cosas, es lo que se cuenta en la novela.